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Museo Casa Flotante

El Woombootmuseum es un histórico barco-museo.

El museo casa flotante se encuentra en el Hendrika María, un barco de carga construido en 1914. Tras los años 60 el barco fue reconstruido para convertirlo en una vivienda.

Esta vivienda barco fue habitada durante 20 años, hoy puede visitarlo y conocer como es la vida en una de estas curiosas viviendas típicas del centro de Ámsterdam y otras ciudades holandesas.

Con una longitud de 23 metros y una anchura de 4,5 metros tiene una superficie de 80 m². Puede parecer sorprendente desde el exterior lo espacioso que puede resultar este tipo de viviendas.

En 2008 el barco fue restaurado a su estado original.

Que es una vivienda flotante

En Ámsterdam suelen encontrarse 3 diferentes tipos de casa flotante.

El primero de ellos es una casa barco, woonschip, ubicada en un barco de carga antiguo donde se ha renovado la bodega de transformando dicho espacio en un lugar habitable con diversas habitaciones.

El segundo tipo de vivienda flotantes es el llamado woonvaartuig. Compuesto de una barcaza a la que se le ha añadido una vivienda en la parte superior.

Por último encontramos las woonark, diseñadas específicamente para este propósito y parecidas a cabañas sobre una plataforma capaz de flotar sobre el agua.

Condiciones de vida en las viviendas flotantes

Hoy en día, las condiciones de vida sobre los canales de Ámsterdam han mejorado mucho, casi todas las casas flotantes están conectados al suministro de agua y electricidad de la ciudad. Disponen de televisión por cable y teléfono.

Contra el frío de los inviernos se puede utilizar gas natural, aunque en los woonschip lo más habitual son los calentadores diesel.

Además todas las viviendas cuentan desde 2005 con una conexión de drenaje al alcantarillado de la ciudad para la evacuación de las aguas residuales.

Los propietarios de estas viviendas se enfrentan año tras año a diferentes complicaciones, desde el ruido y el movimiento que produce el continuo paso de otras embarcaciones a su alrededor, así como las heladas en los inviernos.

El mantenimiento del casco de los barcos es otro de los pequeños inconvenientes de vivir en una vivienda flotante. Los buques de acero o hierro deben ser retirados de la aguas una vez cada 3 o 4 años para tratarlos contra la inevitable oxidación y el desgaste de los materiales. El periodo suele ser impuesto por la compañía de seguros o el ayuntamiento. Y el costo de las reparaciones puede costar miles de euros.